El plan para la primera jornada completa en Londres era situarnos en la ciudad, documentarnos sobre su historia y su evolución hasta llegar a convertirse en la enorme metrópolis que es, empezar a conocerla desde un plano general. Para ello combinamos una vuelta en the London Eye (media hora súper turística para contemplar la ciudad a una buena altura) con la visita al Museum of London.
El Museo de Londres no es un museo de multitudes, aún; es más bien pequeño (en comparación con el British, las Tate o la National Gallery) pero resulta tremendamente interesante, una manera estupenda de colocarte en la ciudad y averiguar como empezó todo y como ha ido evolucionando. Si, además, viajas con niñ@s este museo es genial.
Hay reproducciones de huesos, armas prehistóricas o vestimentas medievales que pueden tocarse y/o probarse; salas dedicadas a la ciudad romana, el Londres medieval, la Guerra Civil o la Plaga de peste; una maqueta de la ciudad que reproduce el Gran Incendio de 1666 (con video explicativo y subtitulado, que viene la mar de bien), y una reconstrucción —un pelín demasiado "bonita" para mi gusto— de una calle victoriana: con su bakery portátil, una juguetería, la sastrería, dos oficinas bancarias, el infaltable Pleasure Garden, el Pub y hasta una casa de empeños. Y así continúa su repaso por la historia de Londres: la gran Exposición, el movimiento sufragista, las guerras y el periodo de entreguerras, los problemas del Támesis... hasta hoy. Además hay pantallas interactivas, una maqueta especial para niñ@s sobre el transporte público, con autobuses, cabs y metros de madera con los que pueden jugar —y juegan—, y junto a cada elemento expuesto en el museo, el cartel explicativo. Les parecerá una tontería pero esos carteles, si están bien hechos, aportan una cantidad de datos tal, que acaban ofreciéndote una lección de historia la mar de exhaustiva.
Los visitamos dos veces, sin prisas, deteniéndonos en los detalles, y no lo acabamos de ver, nos quedó el siglo XX pendiente para otra visita, pero disfrutamos como enanos y nos ayudó sobremanera a situarnos, a reconocer y comprender, de algún modo, lo que veríamos en los días siguientes explorando la ciudad. En mi opinión y sin duda, the Museum of London es ese tipo de museo que toda ciudad que se precie tendría que tener.
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