sábado, 24 de julio de 2010

Play me, I'm yours

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En la ciudad de Westminster, sueltos por sus calles y plazas,
los pianos piden manos, piden dedos que quieran jugar.
"Play me, I'm yours" repiten más de veinte veces…
y muchos se sientan, y todos juegan.
De este modo nos recibió la ciudad el 6 de julio,
con martillos de fieltro y cobre enrollado.



Eran las 3 y media de la tarde cuando llegamos a St. Paul Station y emprendimos por St. Martin's le Grand hacia el Museum of London (del que les hablaré más adelante). A sus puertas nos tropezamos con uno de los 21 pianos que había repartidos por la ciudad y que formaban parte del Street Pianos Event, una de las propuestas del City of London Festival 2010, y que nos dio la bienvenida con un preludio de Chopin que un cualquiera tocaba. Al ratito otro quienfuese tocó Para Elisa; una desconocida jugó más tarde con Mozart; y alguien, mientras merendábamos, nos hizo bailar con Gershwin.

Lo bueno de los museos de entrada libre es que te permiten salir y entrar a tu antojo para fumarte un pitillo o tomarte una palangana de café, y en estos tiempos de descanso la música llenaba el hall de entrada y llegaba hasta la calle, una calle tranquila por la que, gracias al "Peaje urbano de Londres", solo trascurrían Cabs, muy pocos pero carísimos coches y algún que otro furgón de reparto.





Irene y yo también tocamos, un poco, con timidez —mis conocimientos y la falta de práctica ya no incluyen temas completos (hecho que en esta ocasión lamenté profundamente)— pero aún así jugamos, formamos parte de esta movida y nos encantó. Más tarde he descubierto que, además, podíamos participar en la decoración de los pianos, pero me da que nuestra "mala educación" nos habría impedido atrevernos a cometer "semejante herejía". Es lo que tiene ser educada en un pueblo que se cree ciudad y a duras penas llega a ser aldea la mayoría de las veces.

Lo que nos quedó bastante claro (si me equivoco por favor corríjanme) es que en esta ciudad, en este país, la educación musical es bastante más intensa y/o exhaustiva que la nuestra. Quedó bastante claro que muchísima gente en Londres ha estudiado y estudia música durante su etapa de educación obligatoria y que, muy probablemente, el instrumento con el que practican es el piano (y no la flauta dulce). No pude evitar pensar en Hugh Laurie y sus escenas ante el teclado, y aunque ciertamente no sea el ejemplo más común, sin duda no es en absoluto un caso extraordinario.

Esta es una de tantas razones por las que me encantan las grandes ciudades, enormes, implacables, crueles y tan llenas de todo. Ciudades que gritan ¡¡Tócame, soy tuya!!




(Continuará)