domingo, 23 de septiembre de 2007

Linea 1 en Cádiz

22 de octubre, me dirijo a la parada del bus, línea uno. Una anciana, menuda, de frente despejada, pelo escaso, completamente blanco y suelto, con los ojos muy abiertos y curiosos, todavía de niña traviesa, viene observándome desde el otro lado de la calle. Me mira directa y fijamente. Al llegar a la parada me siento en uno de los bancos y prendo un pitillo, la observo de reojo esperando su reacción que no tarda en llegar. La viejita se me acerca con sus dos ojazos abiertos de par en par y me suelta: "Solo con ver la televisión ¿no se te quita el vicio?" Creo que estas fueron sus palabras exactas, aunque teniendo en cuenta la peculiaridad del acento gaditano y mi escaso entrenamiento en esta variante dialectal vaya usted a saber; pero el "concepto" si que era este. Ya no dice nada más, se queda ahí, a mi lado, mirándome, y es entonces cuando descubro que lo que mira fijamente es mi espesa melena suelta.

El autobús llega coincidiendo con uno de mis compañeros de trabajo que corre para no perderlo. Durante el trayecto hacia el casco antiguo casco antiguo, al pasar por el puerto, elucubrábamos sobre la ruta de uno de los barcos que vemos desde el autobús. "Va a las Islas canarias. El Correo Canario se llama" nos comenta de repente una señora, y aprovecha la coyuntura para narrarnos su viaje en El Correo a las islas; un viaje organizado al que fue con unas amigas, divino y que le salió muy bien de precio. Estoy convenida que se trató de un viaje organizado por el Imserso pero por supuesto ella no lo menciona; es coqueta y desde luego todavía muy joven.

Hay otro pasajero que llama mi atención, es la segunda vez que me lo encuentro por lo que supongo que es viajero habitual de esta línea. Tiene entre 37 y 40 años, es ciego y viaja con perro lazarillo. Siempre se sienta en el mismo sitio, le manda al perro que se siente a su lado, con un ademán, y con la cabeza erguida y en silencio hace su viaje. El perro, a su lado se sienta también erguido, mira a su dueño, mira alrededor, luego al frente y se queda en silencio, y siempre, tras dos paradas, se tumba con las patas delanteras cruzadas y resopla suavemente, como resignado a seguir allí dentro hasta llegar a su destino. Nadie los molesta, nadie se acerca al perro para nada, está trabajando y mientras se trabaja no se hacen relaciones sociales, todos los pasajeros lo saben, el dueño lo sabe y el perro también.

martes, 18 de septiembre de 2007

Ver, mirar, observar, contemplar.

Como todo en esta vida aprender a observar es cuestión de entrenamiento. Empezamos por ver, por percibir los objetos mediante la acción de la luz y, ante la necesidad, aprendemos a mirar o dirigir la vista hacia determinadas cosas o personas que buscamos, necesitamos o nos llaman la atención. Pero lo que es mirar, en su acepción curiosa, miramos más bien poco. Detenerse en la observación es algo que se considera, muchas veces, una pérdida de tiempo y, algunas, un acto de mala educación, sobretodo si se observa a otros seres humanos. En cuanto alguien se siente observado generalmente se pone a la defensiva, hay quien incluso adopta una actitud agresiva; una mirada atenta se percibe como un ataque o como si estuviera siendo juzgado, y son pocos los que se plantean o llegan a interpretar simple curiosidad en la mirada del otro.

Mi amigo Roger Colom es un mirón. Lo observa y lo contempla todo o casi todo, o lo que es lo mismo: examina atentamente y piensa, medita, reflexiona lo que ve con atención y cuidado, lo que le lleva a imaginar diferentes interpretaciones de una misma cosa y, por ende, preguntarse constantemente el qué, el cómo y el por qué de gran parte de lo que ve. En "Sorpresas y hallazgos", una de las secciones de Paseante Extranjero, encontrarán un ejemplo de lo que les comento, aunque hay muchos más en cualquiera de los apartados de Buenos Aires Ideal. Para empezar, les recomiendo "Avistamientos" y "Edificios".

Por mi parte le agradezco su curiosidad y el hecho de que todos estos años trabajando juntos me haya obligado, directa e indirectamente, a entrenarme a diario en la mirada, la observación y la contemplación; tal vez para seguir aprendiendo, o puede que, sencillamente, para divertirme con los pequeños descubrimientos.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Mercado medieval

Domingo por la tarde, dos de septiembre, fiestas de Alaquàs. Son las 5:45 de la tarde y el sol calienta lo suyo. Las paradas de artesanía están ubicadas alrededor del castillo y los artesanos empiezan a colocar sus productos: azulejos de barro con ilustraciones antiguas; cuadros hechos con hojas y flores secas; colgantes, collares, pulseras; mantelerías; cuencos y fuentes de vidrio. Stands de asociaciones que fomentan el comercio justo, asociaciones de inmigrantes, de juegos de Rol, de chocolateros, de panaderos... De todas las paradas la que más me ha gustado es la de la señora que hace bolillos. Descubrirla ha sido como un retorno a la infancia, a la plaza de San Pascual, donde cada tarde una anciana, cuyo nombre no recuerdo, con su pañuelo en la cabeza, vestida de negro y con delantal, salía a la puerta de casa con su silla y aquel armatoste lleno de palitos que aguantaban miles de hilos finísimos y todo un laberinto de alfileres que sujetaban la labor clavados en la almohadilla. Y el sonido, ese rítmico ir y venir de los bolillos de madera. Eso era, con diferencia, lo mejor, el clipi-clapa de los bolillos.

Al otro lado de la calle aparecen los tenderetes de comestibles y demás comerciantes: los quesos, embutidos y encurtidos; los productos de piel: bolsos, carteras, alforjas; las muñecas de trapo; la bisutería; los amuletos; y los perfumes, una mezcla sin sentido de olores y fragancias que surgen de flores y pétalos de madera, frasquitos de esencia, varillas de incienso, jabones, geles de baño y aceites que se mezclan con el aroma de los quesos y el embutido, el vinagre de los encurtidos, el aroma de las crepes, las pizzas, el choripán con chimichurri, la tetería mora, la cerveza, los dulces, las gominolas y los cuatro burros, encadenados uno detrás de otro, que trasportan por la plaza a niñas y niños en trayectos de cinco minutos cada uno mientras van dejando, a su paso, regalitos que a su vez también asaltan las ya de por sí atrofiadas papilas olfativas de los mirones y paseantes que conforme pasan las horas van abarrotando, cada vez más, las estrechas callejuelas.

Para los más pequeños hay además un Tiovivo manual. Lo conduce un hombre ataviado con un traje a rombos amarillos y azules que, agarrado a un pilar con soporte, camina sobre la plataforma de madera donde está colocada la única hilera de caballitos, también de madera. La música la proporciona una campanilla que el caminante hace sonar durante todo el viaje.

A medio camino hacia ninguna parte el conductor cambia de posición y retoma el andar, esta vez en sentido contrario. Con el cambio de marcha la niña del vestidito rosa y las dos trenzas que lloraba hacia delante llora aún más fuerte, pero esta vez yendo hacia atrás.

domingo, 9 de septiembre de 2007

La guillotina-piano

En el día de hoy, estimado público, me congratula anunciarles nuestra primera conexión con La Factoría de Ultramarinos Imperiales, espacio que seguro se convertirá, en más de una ocasión, en parada recomendada y de interés turístico a lo largo de nuestro viaje.

Josep Izquierdo publica cada viernes, en Libro de notas, su columna La guillotina-piano. Esta semana reflexiona sobre el anuncio de que 'Noche Hache' se constituye en partido político de cara a las próximas elecciones generales en España.

"Ya estaba yo resignado a aburrirles, como siempre, cuando han colgado la noticia de que Eva Hache, sí, la presentadora del programa ese de Cuatro que nunca veo porque ya es demasiado tarde para mí en más de un aspecto, va a presentarse a diputada en las próximas elecciones por su programa, que inscribirá como partido. He leído la noticia varias veces por si sólo era una chufla, pero, aunque lo es, parece que va en serio."

Cliquen sobre el texto que aparece en color, viajen hacia la noticia y regresen raudos para aportar su opinión.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Savoir faire


Hace unas cuantas semanas leí esta noticia durante un trayecto en metro. Es otra noticia más de las miles de noticias publicadas en la sección de sucesos de un diario cualquiera, para avivar y mantener en buen estado el morbo del personal.

Lo que llamó mi atención, y me hizo enorgullecer una vez más del nivelazo periodístico que se prodiga en nuestras tierras, fue la "obvia" revisión de los textos a publicar.

Se que es moda, o tendencia, en los medios publicar sus noticias bajo el esquema: titular, entradilla y cuerpo de la noticia. Y me parece estupendo, y muy a menudo práctico, ya que le permite a cualquiera estar más o menos informado sin tener que leer la noticia al completo; con la entradilla, la mayoría de las veces, basta. Pero hay que leerse la entradilla, al menos, para llegar a la tan deseada información. Y esto es lo que me da a mi en la nariz que se le olvidó hacer al encargado o la encargada de colgar el anuncio anteriormente mencionado, leerlo antes. Se que cuanto más grande todo, más elaborado parece y mejor luce, pero ¿quieren ustedes decir que hace falta que luzca tanto?

lunes, 3 de septiembre de 2007

¡Por catalanes!

Señoras y señores aquí tenemos una demostración más del "excelente" estado de salud mental que se disfruta en la ciudad de Valencia:

En la madrugada del sábado 1 al domingo 2 de septiembre de este año la Sede de Ca Revolta, en Valencia, fue atacada a base de perdigonazos por unos desconocidos; porque son nacionalistas, o al menos esa parece ser la excusa. La noticia si la quieren leer esta en Levante EMV. Pero lo más divertido, si hay algo divertido en todo este asunto, es que los personajes que atacaron este local son igualmente nacionalistas, y para demostrarlo pintaron en las paredes de dicha sede las máximas CATALANS MAI y FORA D'ACÍ, "catalanes nunca, fuera de aquí", un claro ejemplo del fascismo más exquisito habido y por haber. Aunque claro, qué podíamos esperar de una ciudad que disfruta sin ningún pudor de la derecha más rancia y podrida de nuestro país y además se enorgullece de ello.

Desde hace unos años he tenido la oportunidad de colaborar en diferentes iniciativas emprendidas por Ca Revolta, he representado obras en su sede y he participado en actos organizados por este colectivo; pero también he estado en desacuerdo con sus planteamientos en muchas ocasiones, he discutido puntos de vista y opiniones, y he podido hacerlo sin tener que desenfundar, sin apedrear, sin insultos ni agresiones de ningún tipo. He ejercitado esa práctica tan rara y en proceso de extinción denominada diálogo.

Lo que me preocupa, y mucho, de este suceso es el retrato que hace de la sociedad valenciana en general. Maldita sea, dispararon un local con personas dentro. Cargaron un arma, apuntaron al objetivo y la descargaron atravesando ventanas y agujereando paredes. Pero seguro que no es para tanto. Total ellos se lo ha buscado por catalanes, por nacionalistas de mierda, por hablar en valenciano en Valencia, por opinar pero no ser de la misma opinión que los pistoleros en cuestión. Unos pistoleros que expusieron su opinión ¿dando la cara?, ¿con valentía?, ¿defendiendo abiertamente sus convicciones? Por supuesto que no, que osadía sería esa. No, lo hicieron como deben hacerse las cosas, a escondidas y desde la más absoluta ignorancia, no sea cosa que a algún testigo ocasional se le ocurriera preguntar por qué y tuvieran que responder ¡por catalanes!.