domingo, 21 de septiembre de 2008

Pablo un joven moderno y político con muy buen rollito

Queridos todos, hay intervenciones en política que merecen, o un momento de reflexión y calmado análisis, o bien una evasión en toda regla y con caída libre para descargar adrenalina. Yo he practicado las dos opciones. Y aunque puede que hoy debiera decantarme por la segunda, he preferido meterme en harina hasta las orejas y dar mi opinión, –que ya sabemos lo que es, todo el mundo tiene una, y todas salen del mismo orificio– aunque sea por puro divertimento.

Y en realidad eso es lo que es, puro divertimento, un ejercicio de escritura. Lo que hoy escribo lo hago única y exclusivamente para practicar, sin ninguna otra pretensión, ni siquiera la crítica, que en este caso no es importante y mucho menos necesaria, discúlpenme la franqueza. Porque lo que oí ayer al mediodía en las noticias no fue más que un "mira como molo" soltado en un momento de éxtasis comunal entre miembros de una secta política, ante a un perfectamente teatralizado triunfo electoral, que tuvo poco de triunfo y mucho de catarsis teatral. (De nuevo pido perdón, si es necesario, pero es que no puedo evitar pensar que afiliarse a un partido político, tal y como están las cosas, es lo mismo que afiliarse a una secta, más o menos radical, donde todos sus miembros, al ingresar, reciben, junto al carné, unas estupendas anteojeras, o más modernos hoy, un mp3 con el discurso de marras del partido en cuestión en modo repetición ad infinitum, y unas gafas de sol Ray Ban bien oscuritas)

¿Qué es lo que escucharon mis oídos ayer? Aquí se lo trascribo:

Dijo el joven Pablo Casado, líder de las Nuevas Generaciones madrileñas del Partido Popular:

"Yo estoy convencido de que la inmensa mayoría de los jóvenes españoles son del Partido Popular y aún no lo saben.

Y es que en pleno siglo XXI no puede estar de moda ser de izquierdas. ¡Pero si son unos carcas! Están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de nosequién, con la memoria histórica, con la... Con el aborto, con la eutanasia, con la muerte, cantando la Internacional! (aplausos) Pero si la Internacional se cantaba cuando el comunismo dejó 100 millones de muertos el ann, e e el siglo pasao. ¿Pero qué esto por favor? Los modernos somos nosotros, nosotros no idolatramos a asesinos como el Che Guevara, idolatramos mártires como Miguel Ángel Blanco."

Lo cual me lleva inevitablemente ha realizar una comparativa sencilla, por ver en qué se diferencia la "moderna derecha" de la "carca izquierda" en palabras de este señor. Huy, perdón, de este joven.

Veamos, dice el jovenzuelo Casado: La inmensa mayoría de los jóvenes españoles son del Partido Popular y aún no lo saben. A lo que yo me pregunto, cuando dice joven ¿a qué intervalo de edad se está refiriendo? Porque cuando me tocó a mí, la juventud iba de los 18 años a los 26 (según el carné Joven de mi entidad bancaria y el de la Consellería de juventud y turismo), pero desde hace unos años, jóvenes son lo mismo un post adolescente de 16 años que un treintañero (hasta los 35 creo que limitan ahora la juventud). No puedo más que agradecer que esta "moda de juventud ampliada" me haya pillado dos años tarde y ya pertenezca definitivamente al mundo de los adultos (aunque esto tampoco signifique nada). Y después me sigo preguntando: ¿Cómo es posible ser algo, o pertenecer a algo, sin saberlo? ¿Llegaré a descubrirlo alguna vez? O aún más importante: ¿Y si aún no me he enterado cuando llegue el día de las elecciones?

Retomo el tema moda. El mencionado político new age, prosigue: Y es que en pleno siglo XXI no puede estar de moda ser de izquierdas. ¡Pero si son unos carcas! Están todo el día con la guerra del abuelo, –que no era de ningún abuelo, hombre, que era de todo un país, la Guerra Civil. Con las fosas de nosequién, –Pues sí. Es triste, pero no falso, que hay quien no sabe donde tiene a sus difuntos, del mismo modo que hay quien sabe que tiene difuntos cerca pero no sabe quienes son. Pero yo le entiendo a usted. Ustedes los tienen, a sus finados, perfectamente ubicados, y saben muy bien quien es cada uno de los que están bajo tierra, de tal modo que pueden ir cada año a ese magnífico mausoleo edificado en mármol a venerar a “sus” muertos. Con la memoria histórica, –Me planteo si no será esa misma memoria histórica que conformó la lista de nombres, mártires de esa "guerra del abuelo" (aunque puede que en este caso se refiera a otro abuelo pero de la misma guerra) que beatificaron en la Plaza de San Pedro de Roma, dos Papas distintos, entre cánticos, eso sí, muy modernos, e incienso.

Con la... –le puede la emoción– Con el aborto, con la eutanasia, con la muerte... Hombre, mire usted, la muerte, si quiere puede no mentarse, pero es inevitable, morir moriremos todos. Respecto a lo anterior creo que quienes lo mencionan lo hacen refiriéndose a la puesta en práctica del libre albedrío de cada uno, la potestad de obrar por reflexión y elección. Pero tal vez, lo de reflexionar y elegir por uno mismo también resulta carca y pasado de moda, y lo moderno es pertenecer a algo sin saberlo. Fuera entonces. Sigamos: ¡Cantando la Internacional! –Ay, ¿ves? cantitos tenemos todos. Yo canto muchas canciones de muchos autores que seguro son muy antiguas y demodé, pero que le voy a hacer, me gustan. Por otro lado, en lo referente a cánticos políticos, también se me de unos cuantos que gozan colocándose año tras año de cara al sol previa compra de camisa nueva y, ya me perdonará, pero su cancioncita tampoco es que sea el último número uno en ventas del Hit Parade ¿verdad?

Pero si la Internacional se cantaba cuando el comunismo dejó 100 millones de muertos el ann, e e... -Jolines, que se le lengua la traba otra vez-... el siglo pasao. ¿Pero qué esto por favor? Si hablamos de los muertos a manos del comunismo del siglo pasao –mira que soy puñetera– ¿por qué no mentar a los muertos, a manos del fascismo, también del siglo pasao? Y los muertos por culpa del cáncer, del sida, los muertos en accidentes de tráfico, de metro... ¡Será por muertos! Pero bueno, seamos modernos, todos son del siglo pasao, ¡qué antiguo!, ¡qué pasado de moda, oiga! Olvidémoslos a todos y a otra cosa mariposa.

Los modernos somos nosotros, nosotros no idolatramos a asesinos como el Che Guevara, idolatramos mártires como Miguel Ángel blanco.

Me detengo primero en la segunda parte de la frase, y una vez allí en la palabra "mártir". Definición de la RAE: (Del lat. martyr, -y̆ris, y este del gr. μάρτυς, -υρος). 1. com. Persona que padece muerte por amor de Jesucristo y en defensa de la religión cristiana. –Miguel Ángel Blanco no es de estos (no era cura ni misionero ¿verdad?). 2. com. Persona que muere o padece mucho en defensa de otras creencias, convicciones o causas. –Si acaso, lo incluiría en esta acepción, pero, si lo incluimos a él, ¿por qué no al Che? ¿No lo mataron también por defender otras creencias, convicciones y causas?

A ver, yo no calificaría de mártir ni a M. A. Blanco ni al Che, pero ateniéndome a la definición, si lo es uno, por narices, nos guste o no, lo es el otro. Además, con este ejemplo se nos va la modernidad al garete porque, precisamente el Che, ahora mismo esta en el candelero, y magníficamente iluminado, tras el estreno de la última película sobre él.

Y finalmente la máxima del discursito: Los modernos somos nosotros ¿Es que ser de izquierdas o de diestras es signo de modernidad? o aún mejor, ¿debería serlo?

El mensaje político es fantástico: "¡No lo duden señoras y señores, niños y niñas, jóvenes de ambos sexos: Si eres joven y vas a la moda eres conservador!" Pero, ¡mecachis!, hay un pequeño detalle que no acabo de entender. A ver: si alguien es joven y pretende ser moderno, aunque aún no lo sepa, es del PP, que es un partido conservador. Según la definición en la RAE “conservador” significa: “favorable a la continuidad en las formas de vida colectiva y adverso a los cambios bruscos o radicales”, y “moderno” es “lo contrapuesto a lo clásico”, es decir “lo contrapuesto a aquello que no se aparta de lo tradicional, de las reglas establecidas por la costumbre y el uso”. Entonces, con todo esto, ese joven que, por ser joven, es del PP sin saberlo, ¿es moderno o es conservador?

Al final, lo que más me consuela es que todo esto no me afecta en absoluto, porque afortunadamente, y según la ley, ya no soy, ni volveré a ser, joven.

jueves, 18 de septiembre de 2008

17/09/08

Transitan coches y furgonetas por la Avenida, de dirección única. Durante el tiempo que estoy no pasan motocicletas, qué raro. Dos niños vuelven con la compra. Resulta extraño, a pesar de haber sido "compradora", a los seis años, por encargo materno, ver niños, de no más de diez abriles cargados con bolsas del supermercado, cruzando la calle de camino, supongo, a casa.

Mientras tanto, el dueño del Bar, con el eterno lamparón luciendo en la camiseta, a la altura del ombligo, comenta su decisión de alquilar un apartamento en el sur para cuando pueda escaparse del trabajo.

Hoy me tomo el café dentro, el dueño, desde hace un par de días, me lo sirve directamente en cuanto me ve llegar, lo que invita a conversar y participar, de una manera más o menos activa, del ritmo cotidiano del barrio, Patraix. En la terraza sólo hay dos señores, clientes habituales -de pelo gris y repeinado, pantalón con pinzas y camisa de manga corta desabrochada dos o tres botones, suficiente para que asome el vello pectoral, pero sin portar cadenas, joyas o crucifijos de ningún tipo-, bebiendo agua. Me pregunto que habrán tomado anteriormente, porque, cada día, cuando llego, están en el mismo sitio, a veces acompañados, a veces ellos dos solos, siempre con su botella de litro y medio de agua a medio acabar.

El tiempo amenaza tempestad aunque, muy probablemente, no descargue. Así lo anunciaban las noticias meteorológicas en la radio, que los conductores del programa regional comentaban, apostillando cuan necesaria es la lluvia para descargar tensiones. Parece ser que las penas y preocupaciones acumuladas las eliminamos, según estos dos señores de reconocida trayectoria profesional, vía lluvia, rayos y truenos.

Pienso en los agricultores, en la sempiterna sequía, en la recientemente clausurada Expo del Agua, en el huracán Ike... Podría extenderme en razones para expresar mi opinión al respecto del comentario, pero lo que me asalta es una respuesta menos racional, y quizá menos razonada, visceral si quieren. Me planteo si reprimirla... ¡Qué me voy a reprimir!

¡¡SERÁN MAJADEROS!!

domingo, 14 de septiembre de 2008

De vuelta al pago

Allá por los años 30 del siglo pasado, Roberto Arlt escribió "De la necesidad de no hacer nada", una de sus Aguafuertes Porteñas:

....Compañero lector: si usted hace mucho tiempo que la yuga, tómese vacaciones. Duerma. Levántese a la santísima hora que se le de la gana; pasee, siéntese en una plaza y tome baños de sol mientras que un perro lo mira y mueve amistosamente la cola encontrando un amigo en usted; compañero lector: no trabaje tanto, descanse, recuéstese en una hamaca paraguaya, y tome la altura del sol con los ojos entreabiertos, que no hay cosa mas linda que tirarse a muerto, y mas ahora que se viene el calor. Hágale caso a su muy seguro y afectuoso servidor. No yugue tanto. No acumule millones para cuando sea viejo, ni haga meritos en la oficina. ¿Para que? Lea a los Santos Padres y lea a Kempis y luego agarre La Fija o Palermo y dígase:
....- Yo atorro, luego existo -Este principio cartesiano es maravilloso.
....- Yo atorro, luego existo.
....¡Si no hay cosa mas linda que vagar! Usted se levanta y el único trabajo que tiene es pensar que no va a trabajar. Y luego se dice:
....- No hay vuelta. El trabajo ennoblece al hombre.
....Sentado este principio de edificación espiritual, usted sale a regocijar los ojos y su olfato por las calles centrales de la ciudad. Se sienta en un cafetín y se manda a bodega medio litro. Y se repite, mas consolado:
....- El mundo esta perfectamente organizado. Es necesario que trabajen diez giles para que treinta vivos tomen refrescos bajo un toldo verde y estudien anatomía topográfica en las mocitas que salen del subterráneo.

Es posible que alguno de ustedes piense: "Este tío es un manta. ¡Mira que decir que hay que hacer el vago a conciencia!"

Yo opino que todo lo que una persona hace, si lo hace a conciencia, nunca es trabajo perdido. Y me gusta especialmente esta aguafuerte, porque propone tirarse a muerto (disponerse premeditadamente a no hacer nada) para así -maravillosa contradicción- mirar el cielorraso de la habitación durante horas; y pasear, tomar el sol en una plaza, observar un perro que pasa o fotografiar moscas que flirtean; leer, contemplar, analizar, escribir... Hacer todas esas cosas que durante el resto del año no puedo hacer como me gustaría, y que cada vez más, me resultan imprescindibles.

Pues bien, mi tiempo de "vagarla" acabó, y un septiembre más, heme aquí, ¡nuevamente de vuelta al pago! Después de haber atorranteado concienzudamente durante dos meses. De nuevo enfocando la mirada a los tonos del otoño y retomando el ritmo allegro y vivace, tras el andante veraniego; hasta que, dentro de diez meses, si antes no consigo vivir y comer de ello, consciente y concienzudamente, vuelva a tirarme a muerto.