domingo, 31 de agosto de 2008
Shakespeare in fly
Empieza a anochecer. Inquieta, Julieta revolotea por el salón; del sofá a la ventana, y de ahí a la mesa, cuando, de repente, aparece Romeo; radiante y nervioso, enamorado. Por fin ha encontrado a su amada. Julieta se acerca
Julieta:- ¿Cómo has venido aquí? ¿Por qué lo has hecho? Las paredes son difíciles de saltar y, siendo quien eres, el lugar puede ser mortal si alguno de mis humanos te ve.
Romeo:- He saltado los muros con las ligeras alas de mi amor. Los límites de piedra no pueden retenerme. El amor se atreve a todo y ni uno solo de tus humanos podría detenerme.
Julieta:- ¡Te matarán si te encuentran!
Romeo:- Hay más peligro en tus ojos que en veinte de sus palas matamoscas. Si me miras con dulzura ya me siento protegido contra su enemistad.
Julieta:- Por nada del mundo querría que te descubrieran.
Romeo:- El manto de la noche me protege. Si me amas, qué más da que me encuentren: prefiero morir por culpa de su odio, a la agonía de estar sin tu amor.
Julieta:- ¿Pero quién te ha guiado hasta este lugar?
Romeo:- El amor me ha guiado: cuando me daba consejos, yo le prestaba los ojos. No soy piloto, pero si tú vivieras lejos, en la orilla del vertedero más remoto, por ti me arriesgaría a emprender el viaje.
Julieta:- Sabes que el velo de la mosquitera cubre mi rostro; si así no fuera, lo verías ruborizado por lo que he oído esta noche.
Siguen hablando durante muchos segundos, declarándose su amor sin que nadie los escuche, cuando de repente, el ama, acalorada, descubre la ventana. Julieta sale veloz, uniéndose por fin a Romeo. Juntos para siempre, vuelan en pos de su destino, evitando, esta vez, la tragedia insecticida.
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