domingo, 14 de septiembre de 2008

De vuelta al pago

Allá por los años 30 del siglo pasado, Roberto Arlt escribió "De la necesidad de no hacer nada", una de sus Aguafuertes Porteñas:

....Compañero lector: si usted hace mucho tiempo que la yuga, tómese vacaciones. Duerma. Levántese a la santísima hora que se le de la gana; pasee, siéntese en una plaza y tome baños de sol mientras que un perro lo mira y mueve amistosamente la cola encontrando un amigo en usted; compañero lector: no trabaje tanto, descanse, recuéstese en una hamaca paraguaya, y tome la altura del sol con los ojos entreabiertos, que no hay cosa mas linda que tirarse a muerto, y mas ahora que se viene el calor. Hágale caso a su muy seguro y afectuoso servidor. No yugue tanto. No acumule millones para cuando sea viejo, ni haga meritos en la oficina. ¿Para que? Lea a los Santos Padres y lea a Kempis y luego agarre La Fija o Palermo y dígase:
....- Yo atorro, luego existo -Este principio cartesiano es maravilloso.
....- Yo atorro, luego existo.
....¡Si no hay cosa mas linda que vagar! Usted se levanta y el único trabajo que tiene es pensar que no va a trabajar. Y luego se dice:
....- No hay vuelta. El trabajo ennoblece al hombre.
....Sentado este principio de edificación espiritual, usted sale a regocijar los ojos y su olfato por las calles centrales de la ciudad. Se sienta en un cafetín y se manda a bodega medio litro. Y se repite, mas consolado:
....- El mundo esta perfectamente organizado. Es necesario que trabajen diez giles para que treinta vivos tomen refrescos bajo un toldo verde y estudien anatomía topográfica en las mocitas que salen del subterráneo.

Es posible que alguno de ustedes piense: "Este tío es un manta. ¡Mira que decir que hay que hacer el vago a conciencia!"

Yo opino que todo lo que una persona hace, si lo hace a conciencia, nunca es trabajo perdido. Y me gusta especialmente esta aguafuerte, porque propone tirarse a muerto (disponerse premeditadamente a no hacer nada) para así -maravillosa contradicción- mirar el cielorraso de la habitación durante horas; y pasear, tomar el sol en una plaza, observar un perro que pasa o fotografiar moscas que flirtean; leer, contemplar, analizar, escribir... Hacer todas esas cosas que durante el resto del año no puedo hacer como me gustaría, y que cada vez más, me resultan imprescindibles.

Pues bien, mi tiempo de "vagarla" acabó, y un septiembre más, heme aquí, ¡nuevamente de vuelta al pago! Después de haber atorranteado concienzudamente durante dos meses. De nuevo enfocando la mirada a los tonos del otoño y retomando el ritmo allegro y vivace, tras el andante veraniego; hasta que, dentro de diez meses, si antes no consigo vivir y comer de ello, consciente y concienzudamente, vuelva a tirarme a muerto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

k bonito es rascarse los genitales y k pokito tiempo tenemos pa ello... Y encima la que se queja es de las que mas tiempo tiene pa ello XD

gemma peris dijo...

Ciertamente tenemos poco tiempo para muchas cosas, aunque rascarme los genitales, la verdad, lo hago poco; una porque no le encuentro demasiado provecho y dos porque se irritan.

Respecto a lo de la queja, ¡mecachis en la mar!, igual no me he explicado bien, pero yo no veo queja por ningún lado. ¿Tú si?

Saludos