Alguien me preguntó una vez por qué escribo tan a menudo sobre textos o artículos que son de otros. En un principio me asaltó la duda y me planteé eso de "la necesidad de ser original". Pero, de repente, me di cuenta, "mi no saber eso como se hacer". He descubierto que eso, la originalidad, no se como se hace. Así que desde hace unos días vengo dándole vueltas a una respuesta a aquella pregunta y supongo que es esta:
Porque estoy en continuo aprendizaje.
Y aunque se que conozco, hay demasiado que aún no se y demasiado poco tiempo, y muchísimos y muchísimas que aprendieron más y que saben más que yo. A los que consigo descubrir llego por recomendación de alguien, al que a su vez he leído, y de algunos, pocos, que además de leer y estudiar, tengo el honor de conocer.
Artículos y poemas, notas, entrevistas, letras de canciones que conocía pero no entendía. Imágenes, conciertos y escenas de películas mil veces vistas a las que ahora pongo atención. Porque no quiero perderlo y porque dejan patente que debo seguir aplicándome.
Seguramente lo haga copiando, y sin duda lo hago enlazando, dirigiéndome (y dirigiéndoles) a aquellos que de repente me han golpeado de una u otra manera con la esperanza de llegar a describir mis descubrimientos de la forma más correcta posible.
Nada nuevo voy a darles, porque nuevo no hay nada, salvo el éxtasis personal sentido en el momento del descubrimiento y el punto de vista desde el que lo recibimos, aunque la mayoría de las veces, ni eso. Pero me esfuerzo en reseñarlo (explicarlo), al menos, sin faltas de ortografía.
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