Hace unos años, Pep le contó a Irene la historia del Crooked Tree, una historia que Tom Waits contó a sus hijos cuando le preguntaron por qué él no era una papá como los demás padres. Waits la explicaba de este modo:
Mis hijos han empezado a advertir que soy un pelín diferente de los demás padres. "¿Por qué no tienes un trabajo serio como los demás padres?" me preguntaron el otro día. Yo les conté esta historia: En el bosque, había un árbol torcido y un árbol recto. "Mírame... Soy alto, y recto, y guapo. Mírate... Estás torcido y encorvado. Nadie quiere mirarte." Los dos crecieron en aquel bosque juntos. Entonces, un día llegaron los leñadores y vieron al árbol torcido y al árbol recto, y dijeron, "Talad sólo los árboles rectos y dejad el resto". Así que los leñadores convirtieron todos los árboles rectos en madera, palillos y papel. Y el árbol torcido sigue estando allí, creciendo más fuerte y extraño cada día.
E Irene, que con sus 6 ó 7 años tenía, y por suerte sigue teniendo, la cabeza muy bien amueblada comentó al acabar de escuchar la historia: "Papa, creo que lo mejor es ser un crooked tree aunque se rían", y tengo que decir que no puedo estar más de acuerdo con ella. Aquel cuentito ha ido modificando, de a poco y a lo largo de estos años, mi actitud ante muchas situaciones, me ha ido relajando y despreocupando respecto de ciertas cosas que antes me parecían tan y tan importantes, y que ahora, de repente, ya no lo son tanto.
Hace unos días encontré en palabras del propio Waits la historia de la que les hablo, narrada durante uno de sus conciertos. La interpretación de la misma, aunque no la entiendan, merece la pena escucharla. Y si gustan de leerla en inglés la podrán encontrar aquí
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